Antes de empezar, haceros saber que quitar el gotelé de la pared es una actividad que necesita paciencia, ya que no es algo rápido, pero no por ello es difícil. Además, ¿quien no quiere hoy en día unas paredes lisas?
Lo primero que tenemos que saber es las características del revestimiento que cubre el soporte, es decir, si la superficie está tratada al temple o con pintura acrílica, ya que el procedimiento es distinto.
1. Retirar gotelé de pintura acrílica:
Cosas que necesitamos: Quitaestucados, espátula, rodillo o brocha gruesa, guantes, mascarilla, lija de grano fino, aguaplast, papel protector, y cinta de pintor.
Protege suelos y muebles para evitar ensuciarlos.
El quitaestucados es el producto que reblandece el gotelé como un decapante y se presenta como una pasta. Lo primero es retirar la capa superficial de agua y remover para obtener una masa ligera.
Se aplica la pasta con el rodillo o brocha gruesa, trabajando en zonas pequeñas y dejando actuar el tiempo que recomiende el fabricante. Comprueba si sale fácilmente el gotelé con la espátula, ya que es muy sencillo de retirar si esta bien aplicado el quitaestucados. No fuerces la retirada del gotelé, y ten cuidado con con la espátula para evitar rozar el enlucido.
2. Retirar gotelé al temple:
Cosas que necesitamos: Pistola para pulverizar el agua, espátula, guantes, mascarilla, lija de grano fino, aguaplast, papel protector, y cinta de pintor.
Importante que antes de nada protejas los enchufes o tomas eléctricas con plástico para evitar que el agua penetre en ellos. Además, como en el proceso anterior, protege suelos y muebles cercanos ya que se generará suciedad y polvo.
Pulveriza el agua sobre una pequeña zona con la pistola hasta que penetre bien, si hay que repetir la operación varias veces, hacerlo. Luego pasas la espátula por la zona que has humedecido, colocándola muy tumbada y si ejercer mucha presión para no dejar marcas indeseadas. Si la pintura no sale bien, vuelve a pulverizar agua.
Ya hemos quitado el gotelé, pero ahora hay que dejar la pared perfecta para poder pintarla del color deseado. Para ello, se rellenan las rozaduras con un poco de masilla, aplicándola con la espátula en capa muy fina. Dejamos secar. Se repetirá si las rozaduras siguen siendo evidentes.
Una vez reparado todos los desperfectos con masilla y cuando este bien seca, se repasan los parches con con la lija para quede perfectamente integrado con el resto de la superficie.
Para terminar retira el polvo con un trapo o con un cepillo.
Y ya está todo realizado.
